🧪 Situación Actual del Saneamiento Básico
En el siglo XXI, el saneamiento básico —uno de los pilares fundamentales de la salud pública y la dignidad humana— se enfrenta a una amenaza creciente: el cambio climático. Este fenómeno global, impulsado principalmente por la actividad humana, está provocando un aumento del nivel del mar y una intensificación de los eventos climáticos extremos, como lluvias torrenciales, inundaciones, sequías prolongadas y tormentas más violentas. Estas alteraciones tienen un impacto directo y crítico sobre las infraestructuras sanitarias en todo el mundo, especialmente en regiones costeras y zonas vulnerables.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente han advertido reiteradamente que los sistemas de saneamiento actuales, muchos de ellos ya obsoletos o mal mantenidos, no están diseñados para soportar estos nuevos retos climáticos. Las consecuencias son graves: desbordamientos de aguas residuales, contaminación de fuentes de agua potable, propagación de enfermedades infecciosas y un deterioro general de la calidad ambiental.
En este artículo, analizaremos cómo el cambio climático, particularmente el aumento del nivel del mar y los fenómenos extremos, está afectando las redes de saneamiento y qué soluciones existen desde la perspectiva de la infraestructura verde y la resiliencia climática. Se presentarán siete estrategias clave que pueden marcar la diferencia para proteger la salud pública, garantizar la sostenibilidad ambiental y fomentar ciudades más adaptadas al futuro climático.
🌊 Impacto del cambio climático en las infraestructuras de saneamiento
Aumento del nivel del mar: un enemigo silencioso
El nivel medio del mar ha aumentado más de 20 centímetros desde principios del siglo XX, y se prevé que siga en ascenso. Este fenómeno, vinculado al deshielo de los polos y la expansión térmica de los océanos, genera múltiples amenazas para las infraestructuras sanitarias, especialmente en las zonas costeras bajas como el delta del Ebro o la costa de Doñana en España.
Cuando el nivel del mar se eleva, el agua salina puede infiltrarse en los sistemas de alcantarillado y estaciones de bombeo, provocando corrosión, daños estructurales y fallos en los equipos eléctricos. Además, las plantas de tratamiento de aguas residuales, muchas de las cuales están ubicadas cerca del mar para facilitar el vertido de efluentes tratados, se ven amenazadas por inundaciones permanentes o recurrentes.
Según investigaciones publicadas en la revista Nature Climate Change, hasta un 20% de las infraestructuras de saneamiento en ciudades costeras podrían quedar inutilizadas antes del año 2050 si no se adaptan a tiempo.
Fenómenos extremos: lluvias torrenciales y sequías
El cambio climático también está intensificando los extremos meteorológicos, lo cual agrava aún más la situación. En períodos de lluvias intensas, los sistemas de alcantarillado combinados (que recogen aguas pluviales y residuales) pueden colapsar, vertiendo aguas negras directamente al medio ambiente. Esto ocurre en ciudades como Valencia, donde los desbordamientos del sistema son ya una preocupación anual.
Por el contrario, las sequías prolongadas reducen el caudal de las aguas residuales, lo que favorece la sedimentación de sólidos, obstrucciones y malos olores en los colectores. Además, la menor dilución de contaminantes en épocas secas incrementa el riesgo para la salud pública.
Los expertos del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) alertan que la variabilidad climática exigirá una profunda transformación en la planificación, el diseño y la gestión de las redes de saneamiento.
🌱 Soluciones en infraestructura verde y resiliencia climática
1. Sistemas de drenaje sostenible (SUDS)
Los SUDS son soluciones basadas en la naturaleza que permiten gestionar el agua de lluvia de forma eficiente y descentralizada. Incluyen elementos como zanjas de infiltración, pavimentos permeables, techos verdes y jardines de lluvia. Su objetivo es evitar el colapso de los sistemas de alcantarillado tradicionales en épocas de lluvias intensas.
Ciudades como Madrid y Zaragoza ya están incorporando estas soluciones en sus planes urbanos, con resultados positivos en la reducción de inundaciones locales. Además, los SUDS mejoran la calidad del agua al filtrar contaminantes y fomentan la biodiversidad urbana, lo cual añade valor ecológico al entorno construido.
2. Infraestructuras sanitarias elevadas o adaptadas a zonas costeras
En áreas propensas a inundaciones y aumento del nivel del mar, una de las medidas más efectivas es el rediseño físico de las infraestructuras sanitarias. Esto incluye la elevación de plantas de tratamiento, estaciones de bombeo y cámaras de inspección, así como el uso de materiales resistentes a la corrosión salina.
Países Bajos y algunas regiones del litoral atlántico español han iniciado proyectos piloto que elevan los componentes críticos de las infraestructuras sanitarias. Esta estrategia, si bien puede ser costosa, es considerada una inversión a largo plazo frente a los crecientes riesgos climáticos.
3. Rediseño de sistemas de alcantarillado combinado a redes separativas
Una de las grandes lecciones aprendidas de los eventos extremos es la necesidad de separar las aguas pluviales de las residuales. El paso de un sistema combinado a uno separativo permite que las aguas pluviales se gestionen de manera independiente, evitando desbordamientos y la contaminación del entorno durante lluvias torrenciales.
Este tipo de rediseño ya se está aplicando en ciudades como Bilbao, donde se han ejecutado obras de gran envergadura para renovar el sistema de saneamiento urbano. Aunque se trata de una transformación costosa, los beneficios en términos de salud pública y prevención de catástrofes son evidentes.
4. Zonas de retención e infiltración natural
El uso de espacios verdes multifuncionales para la retención temporal de aguas pluviales es otra medida eficaz. Parques, humedales artificiales y zonas verdes urbanas pueden actuar como esponjas naturales, absorbiendo el exceso de agua y liberándola lentamente al subsuelo.
Barcelona y Vitoria-Gasteiz destacan por integrar este enfoque en su planificación territorial, combinando infraestructuras verdes con estrategias de mitigación del cambio climático. Estas zonas también mejoran el confort urbano, reducen el efecto isla de calor y fomentan la interacción ciudadana con la naturaleza.
🌿 Soluciones en infraestructura verde y resiliencia climática
5. Uso de tecnologías inteligentes y monitoreo en tiempo real
Las soluciones digitales aplicadas al saneamiento, como sensores para detección de caudales, niveles de agua o contaminación, permiten una respuesta más ágil ante eventos climáticos extremos. Este enfoque, conocido como “saneamiento inteligente”, ha sido promovido por la Agencia Europea de Medio Ambiente y respaldado en investigaciones del MIT sobre ciudades resilientes.
Por ejemplo, en Copenhague, un sistema de sensores conectado a la red de alcantarillado permite anticipar desbordamientos y activar compuertas automáticas que redirigen el flujo. Este tipo de solución es especialmente eficaz cuando se combina con modelos predictivos basados en inteligencia artificial y datos meteorológicos.
6. Reutilización de aguas residuales tratadas para usos no potables
La reutilización del agua es una estrategia clave en tiempos de escasez hídrica. Permite aliviar la presión sobre los recursos naturales y mejorar la eficiencia del sistema. En regiones como Murcia y Almería, con alta vulnerabilidad climática, ya se reutiliza más del 60% del agua residual tratada en agricultura, limpieza urbana o refrigeración industrial, siguiendo los estándares establecidos por la OMS.
Este enfoque también ha sido impulsado por el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático de España (PNACC), que destaca la necesidad de incorporar la economía circular en la gestión del agua.
7. Educación ambiental y participación ciudadana
La adaptación climática no depende solo de soluciones técnicas, sino también de un cambio de mentalidad colectiva. Por eso, muchas ciudades están apostando por campañas de concienciación ciudadana sobre el uso responsable del agua, el mantenimiento del alcantarillado y la importancia de no desechar residuos en la red.
Este enfoque ha sido señalado por la UNESCO como esencial en la gobernanza del agua. La participación activa de la comunidad fortalece la resiliencia local y garantiza el éxito de las infraestructuras verdes, reduciendo los costes de operación y mantenimiento a largo plazo.
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✅ Preparar hoy las redes de saneamiento del mañana
El cambio climático no es un fenómeno futuro: es una realidad presente que ya está poniendo a prueba la capacidad de respuesta de nuestras ciudades, y las infraestructuras de saneamiento están en el centro de esa transformación. El aumento del nivel del mar, las lluvias extremas y las sequías prolongadas suponen retos técnicos, sanitarios y sociales de gran envergadura, especialmente para las redes construidas en siglos pasados bajo paradigmas ya obsoletos.
Existen soluciones viables, eficaces y sostenibles. Desde los sistemas de drenaje urbano sostenible (SUDS) hasta el uso de tecnologías inteligentes, pasando por la reutilización de aguas tratadas, el rediseño de infraestructuras en zonas vulnerables, y el impulso de la educación ambiental, el camino hacia un saneamiento resiliente ya está trazado.
Estas estrategias no solo tienen base científica y técnica —como muestran los informes del IPCC, la OMS y la Agencia Europea de Medio Ambiente—, sino que están siendo aplicadas con éxito en ciudades de todo el mundo, incluida España. Su implementación no es solo una cuestión de ingeniería: es una apuesta ética por la salud pública, la equidad ambiental y la sostenibilidad a largo plazo.
En este contexto, empresas como Coral Infauna juegamos un papel clave para llevar estas soluciones a la práctica, combinando innovación, compromiso y experiencia técnica en saneamiento sostenible. Porque proteger nuestras infraestructuras no es solo resistir al cambio climático: es adaptarse con inteligencia, anticipación y responsabilidad.
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